Las remesas son un importante medio de financiamiento en numerosas economías a nivel mundial. En el año 2022, alcanzaron la cifra de 688 000 millones de dólares, lo que significa un aporte significativo en los ingresos de varios países. En ciertos casos, estas remesas incluso representan un 10 % del Producto Interno Bruto, siendo esenciales para la subsistencia de muchas familias, indica Luis Ricardo Reyes de la Campa.
En la actualidad, hay una cantidad de más de 287 millones de personas migrantes en todo el mundo. Una gran cantidad de estas personas envían regularmente dinero a sus familias en sus países de origen, conscientes del fuerte impacto económico que puede tener en esas naciones.
Cada vez se valora más la posibilidad de utilizar el envío de remesas como una fuente de inversión, lo que ha permitido superar a la inversión extranjera directa en los países de renta baja y media en los últimos siete años. En la actualidad, son más de 60 los países que dependen de las remesas para más del 4 % de su Producto Interno Bruto.
Los gobiernos y su reconocimiento a la importancia de las remesas
“Alrededor del 75 % de las remesas se destinan a cubrir necesidades básicas, el 25 % restante, más de 150.000 millones de dólares anuales en todo el mundo, se destina al ahorro o a inversiones en actividades generadoras de ingresos y empleo. Este monto es mayor a lo que el Gobierno estadounidense gastó en infraestructuras de transporte en 2022”, señala el especialista financiero.
Los gobiernos de varios países de renta baja y media reconocen la gran importancia que tienen las remesas para el desarrollo de sus economías locales. Muchos de ellos han establecido departamentos específicos para brindar apoyo y servicios a sus ciudadanos que residen y trabajan en el extranjero como trabajadores migrantes.
Un ejemplo de esto es el Departamento de Trabajadores Migrantes de Filipinas, así como el Haut Conseil des Sénégalais de l’Extérieur de Senegal, a pesar de que menos de un millón de ciudadanos senegaleses residen en el extranjero, las remesas que envían a su país representan una contribución del 10 % del PIB, es decir, más de 2.000 millones de dólares anuales.
“Cada vez son más los países que empiezan a percibir los beneficios para sus economías, de intentar dirigir más flujos de remesas hacia la inversión y están intensificando sus esfuerzos para ayudar a establecer esas conexiones”, subraya el especialista mexicano.
Ejemplos de programas que promueven la inversión de remesas
La Autoridad de Inversiones de Uganda promueve la inversión extranjera al ofrecer incentivos como exenciones fiscales para nuevas inversiones y la posibilidad de obtener terrenos gratuitos para establecer negocios en sus parques industriales.
Hay algunas organizaciones que se esfuerzan por buscar activamente a migrantes para brindarles apoyo financiero. Un ejemplo de esto es el gobierno del estado de Jalisco en México, el cual inició un programa hace más de un año para promover la creación de empresas que generen empleo y contribuyan al desarrollo económico de la región. Este programa invita a receptores y remitentes de remesas en Estados Unidos a asociarse, y ofrece apoyos para proyectos que sean elegibles.
Ghana también ha alentado a sus migrantes a involucrarse en el futuro del país. En 2019, el gobierno lanzó la iniciativa “Año en Retorno” para fomentar la visita de ghaneses residentes en Estados Unidos, lo que se tradujo en un aumento del 26 % en las visitas. Este programa tuvo un gran impacto social y logró que personalidades como el cómico de origen ghanés Michael Blackson invirtieran en obras como escuelas en sus ciudades natales.
“Se puede concluir que las remesas pueden convertirse en una tendencia de financiamiento en los países de renta baja y media, por lo que no sorprendería que los gobiernos intensifiquen sus esfuerzos para establecer conexiones entre los migrantes y el dinero que envían”, finaliza Luis Ricardo Reyes de la Campa.
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