Colima, 28 Dic.- Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el índice de desarollo humano de la entidad hace cinco años era de los más altos de México, ubicándose en la sexta posición a nivel nacional.
Anteriormente, la entidad era conocida como una tradicional zona de descanso, “el estado más seguro del país” y hasta era publicitada en el extranjero como “el lugar donde no pasa nada“, hasta que algo pasó.
De acuerdo con cifras actualizadas el 2016 ha sido el año más violento durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto y Colima es fiel reflejo del problema: el estado que colinda con Jalisco y Michoacán lideró los índices de homicidio doloso. Además, fue el sitio que registró un mayor repunte de los índices de asesinato.
Durante 2016 los asesinatos crecieron cerca del 300% en el estado, respecto al año anterior, además de tener la triste distinción de tener el promedio más alto de homicidios en el país, con una tasa de 72 homicidios por cada 100 mil habitantes.
De acuerdo con una investigación realizada por el portal Animal Político, tres municipios de Colima (Manzanillo, Tecomán y Colima) se encuentran en los cincuenta poblados con más homicidios dolosos en el país.
La violencia los ubica en el deshonroso top ten de los municipios más sangrientos de México. El municipio conocido por su puerto y su actividad turística pasó de ser un paraíso vacacional a ser marcado por la embajada de Estados Unidos como un “destino riesgoso” para sus visitantes.
¿A qué se debe el repunte de asesinatos en la región?
El repunte de la violencia en Colima se trata de explicar a raíz de la incursión del Cártel de Sinaloa en 2015, liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, para recuperar el territorio. Como siguiendo el manual de reglas del crimen organizado, el grupo delictivo anunció una “limpia” en el estado, que trajo consigo —en primera instancia— enfrentamientos entre organizaciones contrarias, asesinatos de secuestradores, sicarios, halcones y toxicómanos. La disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, los remanentes de Los Caballeros Templarios y el Cártel de Sinaloa ha sumido al estado en una tanda diaria de muertos.
Después de que el puerto Lázaro Cárdenas, en Michoacán, quedara bajo resguardo militar en 2013, el movimiento de los precursores químicos necesarios para producir metanfetamina se mudó a la capital turística de Colima.
El inclemente aumento de violencia en estados como Colima y Zacatecas ha quedado a la sombra de las mediáticas y cotidianas aberraciones de Guerrero, Veracruz, Chihuahua, Michoacán, Tamaulipas, Sinaloa o Morelos. Sus pobladores sienten que los han dejado solos. Sus autoridades denuncian que no han recibido apoyo federal. Mientras tanto, la violencia sigue cobrando víctimas. Colima cerrará el año siendo el estado más violento del país. “Antes, Colima era el lugar donde no pasa nada. Ahora es el lugar donde no pasa nada… bueno”, le confesó un taquero de Tecomán a El País.
Publicación original: Sopitas
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