Buddy, es el primer perro que contrajo COVID-19 en Estados Unidos

Buddy, el primer perro en contraer COVID-19 en Estados Unidos. En el mes de abril inició con problemas respiratorios, seis semanas después le diagnosticaron COVID-19. Falleció el pasado 11 de julio, confirmó National Geographic.

Buddy, desarrolló una mucosidad espesa y comenzó a respirar con dificultad. Su dueño, Robert Mahoney, quien había contraído COVID-19, pensó que pudo haber contagiado a su perro. Fue difícil encontrar a alguien que examinara a Buddy. Su veterinario no atendía pacientes debido a la pandemia. Otra clínica local no le permitía el ingreso a Mahoney por tener COVID-19, por lo que le recetaron por teléfono antibióticos para el perro. La semana siguiente, el animal seguía teniendo dificultad para respirar y había perdido el apetito. Ante esa situación, el veterinario le permitió a Julianna, hija de 13 años de los Mahoney, llevar a Buddy a su clínica, ya que la joven había dado negativo su test de Covid. Del 21 de abril al 15 de mayo, Buddy siguió perdiendo peso. Desesperados, los Mahoney lo llevaron a tres veterinarios diferentes en Staten Island; todos sostenían que no tenía coronavirus.

En el mes de junio, el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York llamó a Mahoney para decirle que Buddy había contraído el virus. Confirmaron que las muestras originales de Buddy, recogidas el 15 de mayo por su veterinario, eran positivas para el SARS-CoV-2, pero las muestras adicionales que recogieron el 20 de mayo eran negativas, lo que indicaba que el virus ya no estaba presente en el cuerpo del perro. Duke, por su parte, había dado negativo, pero tenía anticuerpos, lo que indicaba que había sido infectado en algún momento. Buddy ya no tenía coronavirus, pero, su salud seguía decayendo. Pronto empezó a orinar sin control y tenía sangre en la orina. Con el correr de los días su respiración se volvió tan dificultosa que sonaba “como un tren de carga”, reconoció Allison Mahoney. A principios de julio, Buddy empezó a tener problemas para caminar.

Tras su mala salud, lo llevaron al veterinario y tomaron la decisión de sacrificarlo. Ese día, el veterinario le dijo a Robert que los nuevos resultados de los análisis de sangre indicaban que casi seguro tenía un linfoma, lo que podría explicar muchos de sus síntomas.

El efecto del virus en los animales todavía sigue siendo un tema de estudio. Mientras que más de cuatro millones de personas han sido diagnosticadas con COVID-19 en Estados Unidos, menos de 25 mascotas han contraído el virus.

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