San Miguel de Allende, uno de los destinos culturales y turísticos más emblemáticos de México, se está posicionando como una zona estratégica para la inversión inmobiliaria. Esto es resultado directo del crecimiento económico sostenido en Guanajuato, donde el Producto Interno Bruto aumentó un 3.7% anual, de acuerdo con el INEGI, superando con creces el promedio nacional.
El impulso del sector manufacturero, que creció un notable 5.6%, ha convertido al estado en un líder regional. De hecho, Guanajuato fue el único estado del Bajío en iniciar nuevos desarrollos industriales en abril de 2025, según la plataforma Solili, con 48,000 m² en construcción. La mayoría de estos desarrollos (71%) siguen el modelo Build To Suit, adaptándose a las necesidades de empresas internacionales.
La creciente demanda de vivienda residencial estratégica
Este boom industrial ha generado una mayor necesidad de vivienda bien ubicada, con servicios de calidad, seguridad y proyección de plusvalía a mediano y largo plazo. En este sentido, San Miguel de Allende está atrayendo a inversionistas y desarrolladores que ven en este destino una oportunidad para capitalizar el fenómeno del nearshoring.
Artesanto y Distrito Corazón: símbolo de desarrollo urbano inteligente
En este contexto, Artesanto, ubicado dentro de Distrito Corazón, se consolida como una propuesta integral que responde a estas nuevas necesidades. Su arquitectura contemporánea, compromiso con la sustentabilidad y ubicación estratégica, hacen de este desarrollo una opción ideal para ejecutivos, profesionistas y familias vinculadas al corredor industrial del Bajío.
La reactivación de sus obras en 2025 marca un punto de inflexión para el mercado inmobiliario local, integrando vivienda de alta calidad con una planeación urbana que prioriza la movilidad, el espacio público y la integración con el entorno natural y social.
Una inversión con alto potencial de plusvalía
El crecimiento del valor inmobiliario en zonas cercanas a parques industriales es una tendencia comprobada. Artesanto capitaliza esta realidad al ofrecer un entorno planeado, bien conectado y con todas las características que buscan los nuevos perfiles de compradores e inversionistas.
San Miguel de Allende no solo mantiene su encanto como destino turístico, sino que se transforma en un epicentro de oportunidades inmobiliarias, impulsado por la dinámica industrial y el nearshoring.
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