La Movilidad Aérea Urbana (UAM, por sus siglas en inglés) ofrece una alternativa para descongestionar las vías terrestres en entornos urbanos. Con una proyección de 430,000 unidades en el mercado para 2040, el desarrollo de aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) plantea interrogantes sobre su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo. Alfredo Del Mazo Maza, experto en movilidad y políticas públicas, examina cómo estas innovaciones pueden integrarse a las estrategias urbanas de transporte.
Uno de los principales retos de la UAM radica en la interpretación limitada de la sostenibilidad dentro de la industria aeronáutica. Si bien reducir emisiones y usar energía eléctrica representan avances relevantes, Del Mazo Maza enfatiza que evaluar la sostenibilidad de manera integral resulta imprescindible. Este análisis debe considerar el ciclo de vida completo de los vehículos, desde su fabricación hasta su disposición final, así como su impacto económico y social en las ciudades.
Un ejemplo destacado en el desarrollo de movilidad aérea urbana es Lilium N.V., una empresa alemana que está revolucionando la movilidad con eVTOL, una aeronave totalmente eléctrica de despegue y aterrizaje vertical. El Lilium Jet ofrece un alcance de 300 kilómetros con una sola carga y una velocidad máxima de 280 km/h, gracias a su innovador diseño de 36 motores. Esta tecnología promete redefinir el concepto de desplazamiento, ofreciendo una visión de futuro donde los horizontes urbanos se navegan con la misma facilidad que las calles.
En términos operativos, planificar rutas eficientes resulta fundamental para optimizar el uso de energía y reducir la contaminación auditiva. Investigaciones como el proyecto CORUS-XUAM han propuesto medidas para mejorar la aceptación social de la UAM, como el uso de energías renovables para recargar baterías, ubicar estratégicamente los vertipuertos y diseñar procedimientos de aterrizaje que minimicen molestias para la población.
Por lo anterior, Alfredo Del Mazo Maza resaltó que la accesibilidad de estos servicios sigue siendo un aspecto desatendido.
Actualmente, el diseño de las aeronaves no contempla la adaptabilidad para personas con movilidad reducida, lo que limita su inclusión dentro del esquema de movilidad urbana. Además, los costos iniciales podrían resultar prohibitivos para gran parte de la población, consolidando la UAM como un servicio de élite en lugar de una solución de transporte público.
“Para que la Movilidad Aérea Urbana se convierta en una opción realista dentro del ecosistema de transporte, resulta necesario garantizar que su implementación no solo sea viable desde un punto de vista técnico, sino que también sea accesible y sostenible a nivel social, económico y ambiental”, señaló.
En este contexto, la regulación desempeña un papel decisivo para definir los estándares que permitirán que la UAM contribuya al desarrollo urbano de manera equitativa. Las directrices actuales sobre movilidad sostenible en la Unión Europea han establecido indicadores de medición que podrían adaptarse a esta tecnología, evaluando aspectos como accesibilidad, integración multimodal y reducción de emisiones.
“Las ciudades deben analizar cómo la Movilidad Aérea Urbana puede integrarse a las estrategias de transporte sin desplazar inversiones en infraestructuras más accesibles y de menor costo. Incorporar un modelo de evaluación basado en indicadores de sostenibilidad permitirá determinar si esta tecnología realmente aporta beneficios tangibles o si su aplicación debe limitarse a sectores específicos”, puntualizó Del Mazo Maza.
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