Hace poco me encontré con un debate en Twitter (no me gusta llamarlo X) sobre el fascismo en la película de ciencia ficción “Starship Troopers” (1997) de Paul Verhoeven, conocida en México con el nombre de Invasión y basada muy parcialmente en la obra homónima de 1959. Lo que comenzó siendo una plática orientada a destacar los temas detrás del filme terminó en comentarios enérgicos acerca de los mecanismos de los regímenes fascistas, la propaganda centrada en hacer creer a uno quién es el enemigo y las ideologías que motivan a buscar la destrucción de la otredad. Todo esto a partir de una guerra entre la humanidad e insectos espaciales.
Este es solo un ejemplo de la enorme capacidad que tienen diversos géneros y subgéneros (ciencia ficción, óperas espaciales, fantasía espacial, etc.) para mostrar ideas políticas desde otros escenarios e incluso hacia un público más amplio.
En Starship Troopers, los protagonistas son los soldados de un gobierno mundial, en el cual el servicio militar es requisito para ser ciudadano y la pena de muerte es transmitida en todos los canales de televisión. Esta humanidad entra en guerra con una raza de criaturas insectoides.
La película tiene un efecto interesante, producto de su función de sátira, al hacer que el espectador apoye al gobierno fascista. Los héroes de la Federación (así se llama la autoridad política) son soldados fascistas con el grito de victoria: “¡Mátenlos a todos!”. Representan el ejemplo perfecto del ideal del soldado leal al régimen: aquel que pone primero a su patria y la guerra. El público observa con cierta satisfacción cuando los protagonistas combaten al enemigo, invaden sus territorios y terminan aniquilándolos.
Es un fenómeno que le está diciendo a los espectadores: “miren, apoyan a un gobierno fascista”. Claro, se espera que muchos comprendan la sátira que hay detrás. La vestimenta de los oficiales se encuentra muy claramente inspirada en la Nazi, al igual que los símbolos y escudos. Están estos elementos, que es fácil observar en la superficie, pero el filme profundiza todavía más. En una entrevista, el director lo dejó bastante claro: “Básicamente, la corriente política subyacente de la película es que estos héroes y heroínas viven en una utopía fascista, ¡pero ni siquiera son conscientes de ello! Piensan que esto es normal. Y de alguna manera, te seducen para seguirlos, y al mismo tiempo, te hacen consciente de que podrían ser fascistas.”
Uno de los mejores ejemplos sobre la maquinaria del fascismo, representado hábilmente en Starship Troopers, es la clasificación y categorización de los otros, del enemigo. Cuando comienza la guerra entre la humanidad y los arácnidos, la propaganda de la Federación muestra a unos niños aplastando vigorosamente a insectos comunes y corrientes de la Tierra. El narrador dice: “todos están haciendo su parte”. A pesar de que los animales no tenían nada que ver con la raza extraterrestre, son asociados con ellos y por ende eliminados. Así funciona la xenofobia: lo de afuera, lo extraño, se concibe como un enemigo, al mismo tiempo que se estereotipa para darle una identidad que justifique su destrucción. Los insectos de la Tierra se convierten en parte de esa creación antagonista, paralelamente, los extraterrestres pueden también ser asociados con algo grotesco y asqueroso para el ser humano.
A lo largo del filme, los personajes se refieren a los alienígenas con la palabra “bugs” (bichos) e incluso en una escena se debate la inteligencia de los alienígenas hasta el punto de ridiculizar la idea. Irónicamente, más tarde resulta ser que sí son seres con raciocinio, intelecto y capaces de comprender a los humanos. Los espectadores los vemos como los enemigos, sentimos satisfacción cuando mueren, de tal manera que los efectos de la propaganda logran provocar un sentimiento en el público: los insectos son los malos, el gobierno fascista es el bueno. La ficción y la sátira generan estos artefactos de realidad, experimentados en muchos escenarios de la historia.
La habilidad de Starship Troopers para hacer que el espectador simpatice con un régimen fascista, incluso al punto de disfrutar de sus victorias bélicas, representa la facilidad con la que las masas pueden ser movilizadas hacia la aceptación de ideologías destructivas, bajo el pretexto de la unidad nacional o la supervivencia frente a un enemigo común. La representación de los “bugs” como el otro a exterminar refuerza cómo la deshumanización del adversario es una herramienta poderosa y peligrosa en el arsenal de cualquier régimen autoritario.
La ciencia ficción refleja algunas de las tendencias más oscuras de la sociedad. Nos obliga a confrontar las implicaciones de nuestras elecciones y la facilidad con la que podríamos deslizarnos hacia ciertos sistemas autoritarios. La sátira de Starship Troopers, a través de la lente de una guerra intergaláctica contra criaturas insectoides, crea una historia potente sobre la xenofobia, el autoritarismo y la propaganda, elementos que no son ajenos a la realidad.
POR IGNACIO ANAYA
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