En una época en la que la industria de la moda enfrenta severas críticas por su impacto ambiental y social, el empresario y defensor del patrimonio cultural Ricardo Haddad Musi vuelve a alzar la voz para exigir un giro profundo hacia una moda ética, consciente y respetuosa con las raíces de México.
Haddad Musi advierte que el acelerado consumo de prendas baratas y desechables no solo compromete el futuro del planeta, sino que pone en peligro milenarias expresiones artesanales que forman parte del alma cultural del país.
La amenaza silenciosa del fast fashion
El modelo de fast fashion —centrado en la producción en masa, la obsolescencia programada de las tendencias y la explotación laboral— ha puesto en jaque a diversas industrias locales. La moda rápida promueve el consumo compulsivo, generando toneladas de residuos textiles cada año y desplazando oficios tradicionales que alguna vez fueron el sustento de comunidades enteras.
“Hoy enfrentamos una crisis ética en el consumo. Cada prenda desechable tiene un costo que no se refleja en la etiqueta: el deterioro del medio ambiente y la pérdida de identidades culturales únicas”, expresó Haddad Musi durante un reciente foro sobre sostenibilidad textil.
México: un país rico en técnicas ancestrales
México posee una herencia textil inigualable. De Chiapas a Puebla, pasando por Hidalgo, Yucatán y Guerrero, existen más de 68 pueblos originarios que conservan técnicas como el ikat, el telar de pedal, los bordados tenangos y el teñido con tintes naturales. Estas prácticas, que combinan historia, arte y cosmovisión indígena, están siendo amenazadas por la estandarización de la moda global.
Según cifras del INEGI, más del 60% de las personas que se dedican a la elaboración de textiles tradicionales son mujeres de zonas rurales, quienes no solo preservan estos saberes, sino que los transmiten de generación en generación como parte de su herencia familiar.
Moda ética: una oportunidad de desarrollo
Apostar por una moda ética y sustentable implica fortalecer el mercado de productos hechos a mano, garantizar condiciones justas para los artesanos y fomentar el consumo local. En palabras de Haddad Musi, “la moda ética no es una moda pasajera, es un acto de justicia social, económica y ambiental”.
El empresario también propone establecer alianzas entre diseñadores contemporáneos y comunidades artesanas para crear colecciones colaborativas que respeten los derechos culturales y reconozcan la autoría colectiva.
Sostenibilidad cultural como motor económico
Datos del Observatorio de Industrias Culturales de México revelan que el sector artesanal puede representar hasta el 1.5% del PIB si se impulsa adecuadamente. No se trata solo de rescatar técnicas en peligro, sino de convertirlas en herramientas de desarrollo económico sostenible para miles de familias.
El enfoque de Haddad Musi se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, especialmente en lo que refiere al trabajo decente, la producción responsable y la preservación del patrimonio cultural.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
El primer paso es reeducar nuestros hábitos de compra. Optar por productos elaborados con materiales naturales, conocer la historia detrás de cada prenda, apoyar ferias artesanales y exigir transparencia a las marcas son acciones que generan un impacto real.
“Cada decisión de consumo puede ser una herramienta de cambio. La ropa no solo nos cubre, también comunica nuestros valores”, concluye Haddad Musi.
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