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Adoran a la Virgen del Mar y a San Rafael Pescador en Colima

Cada año en los balnearios Cuyutlán del municipio de Armería, y el Puerto de Manzanillo; o en Boca de Apiza, Michoacán, hombres del mar veneran a la Virgen del Mar y a San Rafael Pescador.

Ellos piden protección en el mar, pero también agradecen las buenas pescas; son distintas celebraciones para honrar a la Virgen del Mar y a San Rafael Pescador.

En la playa de Cuyutlán, quienes encabezan los festejos son niños y niñas que se visten de blanco para trasladar a la imagen frente al océano para lograr su protección contra ciclones, las inclemencias del mar y además piden protección y fuerza para los salvavidas y para quienes son arrastrados por las corrientes.

Mónica Reynaga, habitante de la población de Cuyutlán manifestó que la Virgen cuida a todas aquellas personas que se están ahogando y da fuerzas a los salvavidas para que puedan llegar y salvarla con vida.

En un reportaje de la reportera de N+, Bertha Reinoso, se aprecia que niños llevan una tortuga de piedra como ofrenda y mientras los danzantes y peregrinos llenan la playa de música y cantos, los guardavidas nadan para llevar ofrendas florales hasta pasados 100 metros detrás de las olas.

Kalani Ruelas expresa que la tradición es para que la Virgen los cuide, cuide al turismo cuando venga a disfrutar de las costas colimenses.

Por su parte, en el Puerto de Manzanillo, los pescadores se dan a la tarea de preparar salpicón de pescado para festejar a su patrono: San Rafael Arcángel o San Rafael Pescador.

Todo inicia cuando la imagen es recibida en el astillero de San Pedrito por los integrantes de la danza azteca Santo Niño de Atocha Colibrís y después en lanchas decoradas con banderillas y flores, familias y ribereños realizan un recorrido náutico por la bahía, agradeciendo así la abundancia en la pesca y el cuidado a los pescadores cuando se embarcan; y luego arrojan ofrendas florales al mar en memoria de los pescadores fallecidos.

En el estado de Michoacán, en la playa de Boca de Apiza, ubicada en el municipio de Coahuayana, los pescadores y sus familias acostumbran, después de echar flores en el mar, mojarse entre ellos mientras sus lanchas llegan a sus embarcaderos, contagiando con su alegría a todos los visitantes que observan desde la orilla.

Fotos: Captura de imagen

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