El sector de materias primas adquiere protagonismo al contribuir de manera esencial a la reducción de combustibles fósiles y a la creciente demanda de materiales fundamentales para la nueva economía. A pesar de la incertidumbre que experimentan los inversores, vinculada a percepciones negativas sobre prácticas de altas emisiones y cabildeo ambiental, el sector, menciona Rodrigo Besoy Sánchez, se encuentra en un punto que demanda una transformación urgente de su narrativa.
Para el especialista en inversiones, Rodrigo Besoy Sánchez, la generación de cambio no recae exclusivamente en los índices. “Es esencial que los inversores participen en etapas tempranas, inviertan en investigación y desarrollo, y respalden políticas proactivas y regulaciones”, acentúa.
Este recién anunciado Índice de Materias Primas no solo funciona como espacio para el diálogo, sino que también sienta las bases para abordar las crecientes inquietudes sociales y ambientales vinculadas con las materias primas.
Datos del Escenario de Pronóstico de Políticas para la Respuesta Inevitable (IPR) de 2023 destacan que la mayoría de las emisiones residuales para 2050 provendrán de los Mercados Emergentes y Economías en Desarrollo (MEED), evidenciando un cambio hacia la producción de nuevos materiales en naciones en desarrollo.
La comprensión de la trayectoria histórica de las materias primas se erige como un componente crucial. A medida que las economías evolucionan, el enfoque transita de la extracción de recursos hacia las economías secundarias de manufactura y servicios, señalando una transformación paralela en el panorama de las materias primas.
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Besoy Sánchez, quien realiza sus inversiones a través de Fabetri S.A., destaca la importancia de que los inversores comprendan cómo evolucionarán las materias primas durante la transición energética, considerando la compleja geopolítica a nivel sectorial y jurisdiccional. “Desafíos complicados en términos de ESG, como los vinculados al cobalto en la República Democrática del Congo, resaltan la necesidad de un enfoque matizado para abordar los desafíos geopolíticos”, señala.
Ante la integración de ciertas materias primas en las cadenas de suministro globales, el debate se centra en influir en el futuro de estas durante la transición, más que en evitarlas por completo.
La incorporación de materias primas vinculadas con la agricultura y la naturaleza plantea conflictos inminentes entre la bioenergía y la producción de alimentos. Los próximos Pronósticos de Uso del Suelo y Bioenergía del IPR exploran problemáticas emergentes, resaltando el papel de la silvicultura en la eliminación del carbono para contrarrestar el exceso de temperatura hacia el final del siglo.
El debate sobre las emisiones alcanza un punto crítico donde los inversores deben afrontar el impacto de las materias primas. Un nuevo enfoque se torna imperativo, reconociendo que la desinversión no es una solución definitiva y que gestionar problemas inherentes de ESG mientras se respalda el desarrollo de minerales críticos es clave.
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